Hay
muchas formas para expresar los deseos hacia la mente subconsciente, oración,
súplica, plegaria, no importa que nombre le pongamos. Lo importante, es que sea un deseo sincero y profundo de la mente y
defina clara y detalladamente lo que queremos conseguir. Sea una imagen
trabajada al detalle, un hecho, una realidad, que se puede hasta sentir, ver,
tocar, oler mientras la imaginamos. Cuanto más clara es la imagen mental y más
grande nuestra convicción, más pronto se convertirá en una realidad física.
Bueno,
pero ¿cómo y cuándo hacerlo para que todo esto sea productivo?
La mejor
opción es aprovechar que la mente subconsciente sea más receptiva poco antes de
quedarse dormido o poco antes del despertar. Intentemos resumir la idea o deseo en una frase breve y luego en el estado de
somnolencia repetirla tantas veces que podamos antes de quedarnos dormidos.
¿Y cómo
se obtiene la respuesta?
El
subconsciente usa las intuiciones,
impulsos, tropiezos, insinuaciones, ideas para comunicar con nosotros, llevándonos
hasta la meta, si aprendemos a escucharla y confiar en sus instrucciones.
Una vez
teniendo claro el poder del subconsciente, entendiendo su forma de trabajar,
conociendo la técnica que nos lleva a los resultados, ¿por qué no se cumplen todos nuestros deseos?
En la
mayoría de los casos las respuestas se obstaculizan, porque empezamos
a visualizar nuestra meta con gran entusiasmo, pero si el cambio no se manifiesta
enseguida, solemos perder confianza y fe justo antes, de
que ocurra lo que estamos esperando. A veces queremos conseguir algo tanto
y/o tan pronto, que nos esforzamos
demasiado en pedir, en vez de disfrutar cada detalle y sentimiento de la
visualización. Las dos cosas nos pueden llevar al fracaso. O si tenemos un
deseo, pero no estamos totalmente
convencidos, no podemos sentir la sensación de la manifestación del
mismo como realidad presente, tampoco llegarán las respuestas deseadas. La envidia y recelo son sentimientos
negativos, que ponen en peligro todos los avances que hemos logrado con la
ayuda de nuestro poder infinito, pero si nos alegramos por la felicidad de los
demás, dejan de existir como obstáculos. También es muy importante prestar atención solamente al resultado y
nunca al modo de conseguirlo. Si nos preocupa demasiado la forma en que
llegar a cumplir nuestros sueños, nos perdemos en los detalles y nos
concentramos en las dificultades, en vez de mantener la misma imagen feliz en
la mente durante todo el tiempo. Para tener éxito, es muy importante
relajarnos, aquietar la mente, y practicar la plegaria y visualización en
estado de somnolencia, para evitar cualquier esfuerzo y conflicto entre la
mente consciente y subconsciente.
En
cualquier caso, estas técnicas solo tienen un fin: alcanzar la felicidad. Con
el uso adecuado de nuestra mente subconsciente podemos y debemos escoger la felicidad y convertirla en un hábito. Es elección nuestra si nos
despertamos por la mañana sonriendo, con la decisión de estar alegres y ser
felices a lo largo del día, olvidándonos del temor, preocupación ansiedad, odio y
fracaso y fijando nuestra atención en las cosas positivas, que nos rodean.
¿Por qué no empezarlo hoy mismo?
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