"No es suficiente saber, también hay que aplicar. No es suficiente querer,también hay que hacer" - Goethe

lunes, 16 de septiembre de 2013

Misteriosa inteligencia-Inteligencia Emocional 2

Sabemos que, situado sobre el sistema límbico, el neo córtex del Homo Sapiens, es mucho más grande que el de cualquier otra especie y le ha aportado todo aquello que es característicamente humano, o sea los sentimientos. 
Por eso, la habilidad que una persona adquiere en el terreno emocional, determinará de manera decisiva la vida de cada uno de nosotros. Marcará la diferencia entre individuos con nivel intelectual parecido, mientras que unos prosperan, otros acaban en una callejuela sin salida.


¿Qué haces cuando alguien te hace enfadar?
¿Cómo reaccionas frente la provocación de otra persona?
¿Te pones de vez en cuando en la piel de tu pareja antes de juzgarla?
¿Cómo reaccionas ante un comportamiento violento?
¿Si fracasas, sigues adelante o te derrumbas?
¿Si te diagnostican un cáncer o un ser querido tuyo enferma gravemente, te das por vencido o estás preparado para luchar?
¿Te lo tomas todo a pecho y dejas que los demás te hieran o no?
Todas las respuestas, que damos a estas preguntas, aunque sean diferentes y propias de cada uno, tienen que ver con la IE, ya que somos no sólo seres racionales, sino también seres emocionales.

El interés por las emociones ha existido a lo largo de toda la historia. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido con otras materias que van desde las matemáticas hasta la literatura y que ya formaban parte de las enseñanzas desde siempre, la educación emocional ha sido la gran olvidada. Pero gracias a personas como Charles Darwin, Thorndike,  David Wechsler y a finales del siglo XX Daniel Goleman y gracias a nosotros, los coach que seguimos trabajándola y la damos importancia, la IE posiblemente se convertirá en un futuro próximo en parte esencial de los currículums escolares.
Y con eso llegamos a una pregunta importantísima:Puede educarse la inteligencia emocional?
No sólo puede educarse si no que debe educarse; debemos en el futuro invertir en educación emocional.
Sin embargo, aunque la IE es imprescindible, no todo el mundo tiene la misma capacidad innata para ser emocionalmente inteligente.
 
Nuestro nivel de IE depende de muchos factores: depende de nuestra propia historia, cultura y experiencias (que sean buenas o malas), hemos estado programados a sentir de una manera u otra. También depende de nuestra personalidad (si somos más activos o más pasivos, cómo enfocamos los problemas, qué temperamento tenemos, etc.) y de nuestro entorno actual (las personas que nos rodean y nos influencian, las personas con quienes elegimos estar, que pueden influir en nuestro futuro para bien o para mal).
Actualmente vivimos en un mundo donde cada día perdemos sensibilidad ante nuestro entorno y las personas que nos rodean. Simplemente porque nos cuesta demasiado hacer contacto con nuestros sentimientos.
De ahí la importancia de tener una educación emocional que nos permita hacernos conscientes de aquello que sentimos, es decir poder convertirnos en nuestros propios observadores para ir analizando descubriendo y por lo tanto controlando aquello que nos empuja a actuar, y tener cada vez mayor control en nuestras respuestas.
 
Mi sugerencia es lo siguiente:
Vive tus sentimientos, siéntelos,  pero -como dice Aristóteles- “…con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y de la manera correcta...” El día que lo consigas, celébralo, como el día en que te convertiste en un maestro de la Inteligencia Emocional.
 
Para ello, te dejo 6 ejercicios que te ayudaran a desarrollar tu IE:

1.      Lleva un registro
Lo que no se puede medir, no se puede mejorar.  Sentimos casi innumerables emociones al día y estas emociones influyen directamente en nuestras acciones. Apunta qué es lo que sientes y en qué momento y por qué, lleva un registro o un diario y descubrirás los patrones y la motivación emocional detrás de tus acciones.
2.      Exprésate
Una cosa es saber lo que sientes y otra cosa es saber expresarlo, sin embargo ambas son igualmente importantes. En este aspecto sólo se puede mejorar haciéndolo, así que exprésate, no te impongas. Recuerda que hay tantas perspectivas como personas en el mundo.
3.      No darle vueltas a lo que no te gusta
Fíjate en lo que centras tu atención. No te guardes lo malo, recuerda, exprésate. Haz todo lo posible para cambiar tu foco de atención.
4.      Vuélvete un maestro Zen al escuchar
La próxima vez que venga alguien a contarte un problema, haz un esfuerzo consciente de escucharle con toda tu atención. Escucha, observa, aprende…Algunas veces lo único que necesitan las personas para encontrar soluciones a sus problemas es expresarlos. Así que haz un esfuerzo consciente, te servirá.
5.      Préstale atención al lenguaje corporal
Presta atención tanto a tu propio lenguaje corporal, como al de los demás. Y procura que el tuyo sea coherente con el mensaje que estás expresando con palabras. Observa una película sin volumen. Trata de entender qué es lo que sucede y por qué. Eso sí, procura alquilar una buena película.:)
6.      El espejo emocional
Aprende a reflejar las emociones de los demás. Vibra al mismo nivel que los demás o procura hacerlo en un nivel ligeramente por encima. Esto desarrolla las conexiones con los demás.