Dicen que es posible atraer a la
pareja ideal a tu vida. Es probable que sea así, tal vez existan métodos
eficaces, procedimientos corrientes, incluso magia que puede funcionar en la
búsqueda de nuestra media naranja. Sin embargo más de la mitad de los
matrimonios se disuelven en un tiempo record. Si cada vez elegimos a nuestra
pareja con más cuidado, dedicamos más tiempo a conocerla, hasta probamos como
sería compartir la vida con él/ella antes de casarse ¿por qué no somos capaces
de elegir bien? ¿Será que la pareja ideal no existe, que sólo
es una ilusión que alimentamos desde pequeños y que perseguimos durante toda
nuestra vida? ¿O somos simplemente demasiado realistas como para poder creer en
los cuentos de hadas y nos conformamos con la pareja imperfecta, pensando, que
poco a poco se convertirá en alguien diferente, en alguien perfecto, y que esta
persona cambiará su personalidad, sus costumbres hasta su vida entera por nosotros?
De una manera u otra, casi todos preferimos estar con alguien, queremos vivir
en una relación o matrimonio incluso si es disfuncional y/o infeliz.
¿Pero qué pasa si tus expectativas
son tan altas que nadie podrá cumplir con ellas nunca jamás? ¿O si después de
varios años de matrimonio te das cuenta de que tu esposo/a nunca va a cambiar de
la forma en la que tú lo habías imaginado? ¿Y qué vas a hacer si tu pareja que
al principio fue el nec plus ultra para ti, y ahora de repente parece ser un/a
extraño/a?
¿Existe remedio y si existe el
coaching te lo puede ofrecer?
Antes de responder esa
pregunta es necesario ver algo claro.
Cuando elegiste unir tu vida con alguien, tomaste una decisión y esa decisión
la reforzaste cada día de la relación permaneciendo en ella. No importa por qué lo hiciste, cada uno tiene
sus propios motivos válidos. Sin embargo tienes que reconocer que lo hiciste
porque lo querías hacer, nadie te obligó, tú lo decidiste libremente,
consciente de las posibles consecuencias. Hasta que en la relación todo funcione
bien, esto te parece natural, pero en cuanto la armonía desaparece y vuestra
vida juntos se transforma en una lucha constante, ya no te apetece admitir, que
esa decisión fue /es tuya y gracias a tu comportamiento, tu relación de pareja
está agonizando.
Negamos toda responsabilidad y
huimos. Salimos de la relación para no tener que enfrentarnos a nuestros
miedos, sentimientos y patrones profundamente arraigados en nuestra alma, sin
embargo dentro de poco nos encontramos deseando tener una nueva media naranja a
nuestro lado, por supuesto en todos los sentidos mucho mejor que la anterior.
¿Por qué pensamos que es más fácil construir una nueva relación que salvar la
actual? ¿Es realmente la mejor opción buscar una persona que te guste (aunque
hasta no la conozcas no sabes si te gusta de verdad o no) o puede que con la
misma inversión de energía podría ser posible hacer que tu relación funcione?
Ni puedo ni te quiero dar
respuestas pero te regalo un ejercicio de coaching, que te vendrá bien -igual
si buscas pareja o ya la tienes -para aclarar tus ideas.
Necesitarás una hoja blanca y un
bolígrafo para escribir.
Apunta los 7 valores más importantes (ej.
fidelidad, sinceridad, empatía, libertad, etc.) para ti; valores, que quieres
que tu pareja comparta o respeta también, de 7 a 1 en orden de importancia. O
sea el primero tiene que ser una cosa imprescindible, algo que es vital para
ti, que no puede ser ignorada y menos todavía violada por tu pareja. Elíjelos cuidadosamente y después siendo
sincera contigo misma verifica si estos valores tan importantes para ti están
presentes en tu relación de pareja y su calidad. Normalmente la gente está dispuesta a hacer
compromisos en las cosas que se encuentran al final de su lista. Cuanto más nos
acerquemos al primer valor, menos
flexibles nos mostramos en aceptar su ausencia.
Si todavía no tienes pareja, el resultado de
este ejercicio te dirá cómo elegir y si estás en una relación infeliz y no
sabes si debes intentar arreglar las diferencias con tu pareja o abandonar,
reflexionando de esa manera tal vez te resultará más fácil tomar la
decisión.
La sinceridad –sobre todo contigo
misma- a menudo duele, pero es parte del
proceso para llegar a respetarte, quererte y convertirte en una naranja entera.
Siendo entera ya no querrás una media naranja sino elegirás otra entera; o
ayudarás a que tu media naranja se convierta en una entera también. Estás
preparado/a a reconocer la adecuada cuando llegue ¿o puede que ya esté a tu
lado?