Sé muy bien lo
que es siempre tener prisa, dedicar poco tiempo a si mismo, al descanso y a la
diversión, ni más ni menos que sentirte sobrecargado y sin fuerzas para seguir
con tus tareas diarias (si tú no lo sabes, permíteme que te felicite) y por
eso, voy a compartir contigo 5 formas diferentes y rápidas, que a mí me
funcionan, para llenar tu depósito de energía, cuando sientes que la falta de esta
misma te influye negativamente en tu trabajo, en tus relaciones o en alguna
otra área de tu vida, que requiere que estés al máximo de tu rendimiento.
- Reír o/y cantar
Estés donde
estés y hagas lo que hagas, reír y cantar es una forma divertida y muy eficaz
para salir de un estado de ánimo desfavorecedor y entrar en uno deseado. Si te
sientes presionado, agobiado o molesto, busca una canción en tu mente, la que
te trae buenas sensaciones y cántala en voz alta o si no es posible, sólo para
ti mismo y verás como tus preocupaciones se esfuman, mientras una pequeña
sonrisa aparece y cambia tu rostro. Además, hace unos días leí en un artículo
de neurobiología, que es imposible sentir miedo mientras cantamos. Por eso baja
uno por las escaleras del sótano cantando o canturreando y no para asustar a los
ratones. Sin embargo, creo que nosotros, los adultos tenemos miedos más
terroríficos que el temor a la oscuridad, ¿por qué no probar pues, si este arma
puede con ellos?
En lo que se refiere a la risa, pasa lo mismo,
además la risa provoca risa, es altamente contagiosa, así que no sólo te sube
el ánimo a ti mismo, sino también a los que están a tu alrededor.
Hay una frase
que me encanta, la cual voy a compartir contigo sobre la risa.
“¡Venga a
sonreír! No desde la mañana hasta la noche continuamente, por supuesto, pero
deja que la risa esté presente en tu interior – listo para cualquier
eventualidad- para brillar /encandilarse cuando quiera. Porque estoy
convencida, que la sonrisa siempre trae un poco de luz a nuestras vidas y a las
de otros también. Poquita luz, sin embargo sabemos, que muchos pocos hacen
mucho.”
- Pensar en un
recuerdo alegre, en sentimientos positivos
Todos vivimos
momentos inolvidables de alegría y felicidad a veces y gracias a que realmente
somos unos “sistemas humanos” perfectamente diseñados, estos recuerdos ocupan
un lugar privilegiado tanto en nuestra mente consciente como en la inconsciente.
Lo único, que te puedo sugerir, es que los uses cuando quieras. Están para
revivirlos, a tu alcance, a tu disposición, sólo tienes que evocarlos. (La
mejor manera de hacerlo es creando un anclaje,
que te permite colocarte en el estado de ánimo adecuado, de manera
consciente, dónde y cuándo tú quieras, pero esto si quieres, ya lo aprenderás
en las sesiones de coaching conmigo;) En vez de usar el mismo recuerdo positivo,
yo siempre procuro buscar en “la biblioteca de mis recuerdos” los opuestos
correctos (tristeza-alegría, desesperación-ánimo, desprecio-reconocimiento,
incapacidad-poder/capacidad, etc.). Es decir, si me siento agobiada, busco un
recuerdo exactamente con el sentimiento opuesto: en este caso un recuerdo,
donde experimenté la sensación de alivio de un problema, la liberación de
alguna preocupación y la dulce satisfacción justo después.
- Dar las gracias, por
lo que te sientes agradecida
Te propongo un
reto. Un día (y por qué no hoy), intenta contar las veces que tú y /u otras
personas se quejan de algo, y las veces, en las que dan las gracias por lo que
tienen o lo que les ocurre a lo largo del día. El resultado, probablemente, te
va a sorprender. Yo, antes de establecer la costumbre de dar las gracias todas
las mañanas por cada persona, acto, palabra, sentimiento, etc. que me hace la
vida más feliz, los conté. El balance fue: 103 quejas y solamente 15 agradecimientos,
con las fórmulas de cortesía hacia otras personas incluidas en un día normal y
corriente. Sin embargo este día se convirtió en una fecha muy importante para mí,
porque desde este momento, decidí percibir las cosas buenas (hasta las más
pequeñas) y apreciarlas, expresando mi gratitud en voz alta siempre cuando podía
hacerlo. Es algo fácil y te sube considerablemente tu nivel de satisfacción cotidiano.
- Darte un premio
¿Cuántas veces
recibes un premio- sea expresado en palabras, tiempo o en dinero- en tu trabajo
por resolver un problema o hacer un esfuerzo extra? ¿Cuántas veces tu familia reconoce y te agradece de
encargarte de las tareas domésticas? Espero que lo hagan siempre que lo haces,
pero si no es así, en vez de sentirte despreciado, date tú mismo el premio
merecido. Después de un duro día de trabajo, sal con tu pareja a cenar o
solamente da un paseo para tomar el aire; después de hacer deporte, date un
buen baño o regálate un masaje relajante; después de tantas horas delante del
ordenador, ve a una exposición de arte o al campo para descansar los ojos y la
mente. En pocas palabras, quiérete, mímate a veces, principalmente, cuando
nadie lo hace por ti. Créeme, vale la pena, porque mereces, que alguien cuide
de ti, empezando por ti mismo.
- Actuar enseguida
El tiempo pasa
y no se fabrica más, al igual que las oportunidades, si no eres lo
suficientemente rápido para aprovecharlas. Mi estrategia para sentirme
productiva, se compone de tres factores: planear, visualizar, actuar. La clave
sin embargo no está solamente en cuáles son, sino en la proporción entre ellos.
Si paso demasiado tiempo planeando lo que quiero lograr, las oportunidades
pasan a mi lado, sin darme cuenta siquiera y mi plan perfecto siempre será solo
un plan. Si planeo mi meta, y empiezo a visualizar y visualizar y visualizar,
viviendo realmente el momento de lograrlo varias veces al día, pero sin dar un
sólo paso hacia el, entonces lo único que podré conseguir, será una visión bella
y detallada, la cual jamás se convertirá en un logro. Parece pues, que estos
tres factores sólo son eficaces juntos y lo más importante de ellos es la
acción. Claro, sin plan y sin saber cómo voy a ejecutarlo, diría que es un poco
precipitado actuar. Sin embargo, yo estoy a favor de la acción, porque una
persona decidida muchas veces sólo descubre los pasos necesarios y las mejores
soluciones ya estando en movimiento, ya emprendiendo la acción. Yo, por mi
parte, antes quiero arrepentirme de algo, lo que hice para alcanzar un sueño,
que arrepentirme, de lo que no hice, y más aún de ni siquiera haberlo
intentado.
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