"No es suficiente saber, también hay que aplicar. No es suficiente querer,también hay que hacer" - Goethe

lunes, 7 de octubre de 2013

¿Eres una persona que causa buena impresión?




¿Eres una persona, que suele causar buena impresión?

Independientemente de que la seas o no y lo hagas intuitivamente o quieras aprenderlo ahora (¡porque es una habilidad que se aprende!!!), si quieres cautivar tus interlocutores, lucir en el primer encuentro y causar un impacto positivo, entonces aprovecha conscientemente las siguientes cuatro cualidades (por ejemplo en las entrevistas o presentaciones importantes), te ayudará a lograr tu objetivo.


·         Confiabilidad


Ponteen la piel de tu interlocutor y obsérvate. ¿Tu comunicación es abierta?, ¿Refleja tus sentimientos? ¿Transmites sinceridad, integridad y transparencia?

Ser abiertos y transparentes, decir lo que de verdad pensamos (no porque sea socialmente aceptable o nos ayude a evitar la confrontación, sino por convencimiento absoluto), actuar siempre en acuerdo con nuestros valores, aumentan nuestra credibilidad, lo que genera confianza. Asimismo exagerar cifras, datos, contar anécdotas sólo para impresionar, el momento en el que se nota la exageración, te lleva a perder la credibilidad.


·         Sensibilidad


Se trata de aprovechar el hecho de que las personas estamos “enfermas” de importancia. Lo que más deseamos al conversar con alguien es que con sus actos y palabras nos haga sentir importantes. Hacer sentir bienvenido al otro, escucharlo con mucha atención, mostrar paciencia y empatía, no interrumpir mientras habla, ser asertivo en la comunicación son virtudes, que te abrirán muchas puertas.

De la misma manera, si se trata de nuestra vida cotidiana, de nuestras relaciones interpersonales y de nuestra comunicación diaria, esta sensibilidad nos puede aportar muchísimo en nuestra propia casa, en nuestro propio entorno. Muchas veces se nos olvida poner nuestros seres queridos en el primer lugar y tratarlos con especial cariño y dedicación, lo que se merecen.
 


·         Sencillez
 

¡Una persona sencilla nos cae bien a todos! Ser sencillos es saber y aceptar quiénes somos y quiénes no somos. Además la sencillez es un atributo que desaparece en el momento en el que alguien trata de lucirla, por eso esta calidad nunca se revela directamente. Saber si somos sencillos sólo es posible observándonos y probando que no lo somos a través de sus opuestos. La arrogancia, el orgullo la vanidad, etc. son la prueba segura, de que nos falta sencillez.


·         Capacidad


Nos halaga, si nos ven inteligentes, competentes, confiados y profesionales y a menudo nos esforzamos, para que sea así. Como nos agrada tanto el reconocimiento interno y externo, muchos de nosotros en toda la vida buscamos la manera de formarnos, sentirnos y mostrarnos inteligentes con nuestra actitud, presencia,  vocabulario y conocimientos.

Estar capacitado implica estar preparado, sobretodo tener y mantener la mente abierta al cambio, a la novedad.

¿Quién eres, qué piensas, qué inteligente o confiable eres? ¿Lo sabes de verdad? ¿Y los demás cómo te ven? Recuerda que las personas te ven como tú te ves a ti mismo, pero solamente pueden percibir lo que estás dispuesto a desvelar o mostrar de tu verdadero ser y su opinión dependerá de cómo lo haces.

Las conclusiones que sacamos a menudo no se basan en la razón, sino en cientos de asociaciones mentales de experiencias, prejuicios y estereotipos guardados en nuestro subconsciente.

Tal vez todo esto no sea nuevo para ti, probablemente ya estás aplicando algunos o todos estos conceptos en tu vida cotidiana, pero nunca nos viene mal, que alguien nos recuerde cómo usar y sacar a la superficie de nuevo la sabiduría dormida en nosotros.

 

“El mundo no necesita tanto que le informen como que le recuerden.”

(Hannah More)